sábado, 29 de mayo de 2010

La curiosa fascinación por el horror y otro collar



¿Alguna vez os ha pasado que habéis encontrado una cosa que de tan mala que es, se da la vuelta y se vuelve buena?
Siempre me quedo enganchada los fines de semana con los telefilmes de sobremesa; alguna vez me he descubierto a mi misma a las tantas de la mañana viendo la teletienda y pensando "vaaaaya, una sartén para hacer tortitas con forma de corazón, ¡la necesito!" y confieso que he estado a punto de comprar el pro-juicer; en ocasiones le he robado a mi madre sus novelas de Johanna Lindsey; no puedo apartar los ojos si veo un vídeo de Tokio Hotel; a veces lloro con "Entre Fantasmas" y...¡ME ENCANTA EUROVISIÓN!. Me parece fascinante...

martes, 18 de mayo de 2010

Broches de fieltro para pasar la tarde

En los salones de belleza no les vendría mal un poco de psicología, creo yo. De vuelta de mi chocoterapia he tenido que parar en la farmacia a comprar tiritas y mercromina para taparme las heridas que me ha dejado el comentario de la esteticista. He heredado algunas virtudes de mi madre, pero tengo que confesar que en lo que se refiere al pecho, he salido más a mi padre...Ahora bien, ¿era necesario que mientras me decía "relájate, este tratamiento te va a sentar genial" terminara con un "que sepas que el cacao es reductor, en el pecho no te pongo, ¿verdad?"?

domingo, 16 de mayo de 2010

Collar de coral rojo y los incomprendidos

¡Incomprendidos del mundo! ¡Uníos!
¿Alguna vez os habéis sentado a solas en vuestra habitación y habéis pensado que no encajábais en ningún lado? Yo sí. Y hasta hablaba conmigo misma y me decía, "qué le vamos a hacer, ve acostumbrándote a estar sola". No he conseguido encontrar un sitio ni en mi propia familia. No me entendáis mal, no es que tenga carencias afectivas, o que me haya quedado un poso de amargura, ¡qué va! Sé que me quieren y mucho. Y, de hecho, soy anfibia y me adapto a vivir en medios que no son el mío. Es más una sensación divertida el observar como los demás te miran con impotencia y con la sonrisa clavada con chinchetas mientras en su fuero interno se dicen "madre mía ¡qué extraña es esta tía!". Y lo soy. Soy asmática, alérgica, energética, mitómana y generalmente esdrújula. Pero valoro la amistad y el amor por encima de cualquier cosa, así que de niña echaba de menos una amiga a la que contarle las cosas que me pasaban sin que me mirara como queriéndome internar en un psiquiátrico.

lunes, 10 de mayo de 2010

Terapia de choque para tímidos

Estaré fuera toda la semana, pero el sábado os leeré y comentaré con avidez. Y lo más probable es que, con mi tendencia al ridículo, tenga alguna cosa rara que contaros. Mi cabecita seguirá bullendo, espero poder enseñaros más cosas pronto.
Mientras tanto, el post de hoy trata de cómo enfrentarse a los miedos y vergüenzas propias en el peor entorno posible. ¡La boda de una!
BESOS A TODO EL MUNDO Y BONITA SEMANA.


domingo, 9 de mayo de 2010

Collar de cuarzo rosa, Bastian Baltasar Bux y los abrazos con eco

¡Buenos días!
¿Habéis leido La historia interminable? Yo la leí de pequeña y me encantó. Soy una lectora empedernida y he devorado literalmente (bueno, literalmente no...ja, ja...) cientos de libros en mi infancia (lo sigo haciendo, libros, cómics...de todo, ya no tengo remedio), pero hay algunos como este que me siguen gustando particularmente de mayor y a los que les descubro nuevos matices cada vez que los leo.
Bastian Baltasar Bux, el protagonista del libro es como mi otro yo. Y cree que es quien quiere ser y no quien realmente es. Y cree que es feliz, pero se va quedando sin memoria. Hasta que se da cuenta de que su destino es crear su propia historia, soñar, seguir soñando, ser uno de los pocos humanos que todavía sueñan y evitar que la Fantasía desaparezca, ganándole la batalla a la Nada. ¡Qué difícil es saber lo que de verdad queremos y no confundirlo con lo que creemos que queremos o lo que quieren los demás para nosotros! Y no tener la necesidad de escapar...

jueves, 6 de mayo de 2010

Diadema de fiesta ( o no)

Me voy a poner folkórica.
Hoy quiero confesar que a veces tengo ausencias.
Tengo una capacidad prodigiosa para poner el mundo en pausa y quedarme capturada por "el momento". A veces es como si todo se detuviera para que yo lo aprecie mejor y de repente sólo existimos el objeto de mi contemplación y yo.
La perfección me aburre. Soy una abanderada de las causas perdidas.
Me gustaría ser una mujer de rompe y rasga, pero hay quien me ha dicho que con este carácter no voy a ningún lado y que tarde o temprano me comerán las moscas. Y pese a todo, creo que soy fuerte. Me he caído y vuelto a levantar como unos diez millones de veces.

martes, 4 de mayo de 2010

Otro collar de ágatas naranjas y verdes y mi abuela

Mi abuela era un ser mitológico, casi de leyenda. No sabía hablar bajito. Cuando entraba por las mañanas en tu cuarto, pasabas del sueño más profundo al terror más absoluto al grito de "¡QUIERES UN VASITO DE LECHEEEEE?".
El mundo fue demasiado rápido para ella, que no entendía que dos chicos pudieran estar juntos como pareja. No le parecía mal, pero no lo entendía. Me preguntaba "Hija, ¿quién hace de mujer?". Tenía problemas con algunas palabras, "jerolífico" o "reservativo" eran habituales en su diccionario y un día llegó a casa algo confusa porque se había enterado de que dos amigas mías dormían juntas, así que dijo "claro, serán bibianas".

lunes, 3 de mayo de 2010

Otro anillo svarowsky, sorteo El baúl de Quela, y todo tiene un final

¡Buenas tardes!
Una de mis series favoritas, si no mi serie favorita, de televisión de todos los tiempos es "A dos metros bajo tierra" (os dejo el enlace a una de las canciones de su banda sonora y os recomiendo encarecidamente que la veáis si tenéis oportunidad). A lo largo de cinco temporadas, cuenta la evolución de los miembros de la disfuncional y a la vez tremendamente humana familia Fisher. Dueños de una funeraria, viven, mientras son espectadores de la muerte y van realizando una búsqueda honda de su yo verdadero, cada uno a su manera. En todas partes, en todo momento, todo, siempre tiene un final. Pero quizá sea eso lo que hace la vida tan genial. Lo fantásticamente inasible y efímera que resulta. Estamos aquí y eso es lo que cuenta.